Huevos fritos con pimientos verdes.

el

Muchas veces uno es feliz con las cosas más sencillas. A mi me suele pasar cuando como algo tan básico como huevos fritos acompañados con: pimientos verdes, o con patatas fritas, o con chorizo…
Actualmente los huevos llevan un alto control de calidad y queda reflejado en el código que aparece marcado en cada uno de los huevos que compramos. Podéis ver en la imagen adjunta que significan estos números que nos indican la forma en la que se cría el huevo, el país de procedencia y la granja de producción.


Además un truco rápido para saber si el huevo es fresco o si hay que desecharlo porque ya es viejo, es utilizar un recipiente con suficiente agua para poder sumergir el huevo. Si a este agua le añadimos sal, los resultados serán mejores, pero no es necesario. Los huevos tienen más de 8000 poros y cuando un huevo envejece, éste absorbe aire y por tanto hace que flote en el agua. Si el huevo es fresco y nuevo, se hundirá hasta el fondo. Es recomendable desechar los huevos que floten y sólo consumir aquellos que se hundan.
Para la elaboración de los huevos fritos, ponemos en una sartén, a ser posible anti-adherente, un chorro de aceite. Cuanto aceite? pues bien, el suficiente para que se genere una pequeña piscinita en el lateral de la sartén cuando la giramos. Debemos calentar este aceite, es mejor hacerlo a fuego medio para que no se nos queme, y debemos calentarlo hasta que empiece a echar un poquitin de humo. No humo que se esté quemando, si no ese humillo característico por el que se identifica que algo está muy caliente. En concreto el aceite debe estar a unos 185ºC.

Para que la clara del huevo no se nos pegue a la espátula que vamos a utilizar, es mejor sumergir y remover el aceite con esta espátula antes de echar el huevo a la sartén. De este modo, la espátula cogerá temperatura y el huevo no notará contraste. Ahora echamos el huevo sobre el aceite caliente y para que nos quede perfecto debemos conseguir que la clara quede muy hecha, e incluso un poco crujiente, y la yema quede cruda y líquida. Para ello podemos usar la técnica de coger la sartén y levantarla de un lateral, para que el aceite se acumule en un solo lado y de ese modo, el huevo quede prácticamente sumergido, e ir echando con la espátula el aceite de los bordes sobre el huevo, para que el aceite caliente cuaje el huevo por todos lados. Cuando veamos que está listo, lo retiramos del aceite. Sazonar al gusto.
Para freir los pimientos, primero los cortamos y los lavamos, eliminando todas las semillas del pimiento. Debemos escurrirlos bien, para que no lleven agua en el momento de echarlos al aceite y no nos salpique. En una sartén, se echa aceite para cubrir la base y se calienta a fuego suave. Añadimos los pimientos y es recomendable ponerle una tapa a la sartén. De ese modo se mantendrá mejor la humedad y los pimientos se cocinarán por dentro y sin que se quemen por fuera. Hay que remover de vez en cuando para que no se nos peguen a la sartén. Para paladares exquisitos, es recomendable que a mitad de cocción cuando las pieles se empiezan a separar, retiremos las pieles de los pimientos y sazonemos al gusto. Transcurridos unos 20 minutos debemos tener unos pimientos tiernos con bordes algo oscuros. Este mismo procedimiento también es válido para pimientos rojos.

Un comentario Agrega el tuyo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *