Buñuelos de manzana

Los buñuelos de viento son un clásico de los carnavales, Semana Santa y del día de todos los Santos, aunque en realidad, al ser uno de nuestros dulces más tradicionales de España, se consumen en cualquier época del año.

Su origen no está muy claro, se cree que son árabes. Como ocurre siempre, con el paso del tiempo han ido apareciendo diferentes versiones y rellenos como los de manzana, higo, crema, nata y, por supuesto, versiones saladas como los de bacalao.

Para celebrar los carnavales y llevar mejor estos días de frío, vamos a preparar una receta muy fácil de buñuelos de manzana. Aconsejamos comerlos con moderación ya que no son el dulce más ligero del mundo. Pero un día es un día y de vez en cuando nos lo podemos permitir.

Ingredientes

Para 25 unidades

  • 150 g. harina de trigo común todo uso
  • 1 sobre levadura química tipo royal
  • 1 pizca de sal (5g)
  • 4 huevos
  • 50 g mantequilla
  • 2 o 3 manzanas, dependiendo el tamaño (sin piel ni semillas)
  • 250 ml. agua
  • Aromas al gusto (ralladura de limón/naranja, canela, esencia de vainilla, anís…)
  • Aceite para freir.

Preparación

Empezamos mezclando la harina con la levadura. Pon en un cazo 250 ml de agua, la mantequilla, una corteza de limón (o cualquier otro aroma) y 5 g de sal. Cuando rompa a hervir, retira la piel de limón y añade la harina con la levadura y remueve hasta que quede una masa espesa. Retira del fuego.

A continuación, añadir un huevo y mezclar con la espátula de madera hasta que la masa vuelva a espesar. Añadir el segundo huevo y repetir sucesivamente hasta haber añadido los 4 huevos. Por último se le añaden las manzanas troceadas o en láminas y se mezcla todo bien.

Con la ayuda de dos cucharas, formar bolitas (pequeñas) y freírlas a fuego medio-bajo en una sartén o cazo con abundante aceite, que floten. Se deben poner pocas porciones porque la masa va a crecer mucho.

Cuando tengamos los buñuelos bien dorados, los sacamos a un papel absorbente y, sin que se enfríen, se pasan por el azúcar y ya se van dejando en otro plato o bandeja. Si se enfrían, el azúcar no se quedaría adherido a los buñuelos.

Y ya están listos para servir y consumir. Tienen que quedar dorados por fuera y esponjosos por dentro. No aguantan demasiado bien el paso de las horas, así que lo mejor es comerlos el mismo día, aunque seguramente eso no será un problema. ¡Buen provecho!